lunes, 26 de febrero de 2007

Alter Ego

De pronto me vi en una habitación casi en penumbras. Lo mas parecido a iluminación era la luz de la Luna entrando por una ventana circular hacia la cual dirigí mi vista y note que a duras penas podía verse hacia fuera a través de sus vidrios opacos y que la luz que ingresaba lo hacia por el centro de la ventana, la zona en la cual el vidrio estaba roto. Y al lado de la ventana, mirando hacia fuera, ignorando completamente mi presencia, estaba el.
En la semipenumbra y esforzando la vista pude verlo mejor, llevaba el cabello algo largo y vestía aquel sobretodo negro que le daba un aire casi lúgubre.
Lo observaba en silencio y el seguía ignorándome mirando a través de la ventana, hasta que finalmente habló:
- ¿A que has venido? – preguntó sin siquiera voltear a mirarme.
- Hola Franco, quería verte – muy a mi pesar mi voz sonó temerosa.
- ¿Por que?
- No lo se.
Pude oír su leve risa despectiva y, confieso avergonzado, que me sentí intimidado ante su presencia.
Finalmente volteo a mirarme. Aproveche ese momento cuando la tenue luz lo iluminaba para observarlo; si era cierto, había muchas similitudes, demasiadas, quizás las únicas diferencias eran su cabello largo, su porte tan autosuficiente y sobre todo su rostro inexpresivo el cual a duras penas podía ver con tanta penumbra.
- ¿Qué llama tanto tu atención?
- Solo observaba lo iguales que somos.
No dijo nada, simplemente volvió a mirar por la ventana ignorándome. Luego de un breve instante de silencio empezó a hablar.
- Tu y yo en lo único que somos iguales, es en que ambos poseemos su misma forma física, aparte de eso somos diferentes en todo. No podrías igualarte a mi sin importar cuanto lo desees.
- ¿Por qué dices eso? – Pregunte un poco dolido por la dureza de su tono al decir ello.
- Porque eres débil!!! Jamás podrías vivir la vida que llevo, ni hacer lo que hago.
- No entiendo.
- Ja! Te lo explicare. Eres noble, tienes buenos sentimientos; pero eres tonto; haces que el vaya por allí queriendo componer el mundo, que vaya por allí preocupándose por el resto. Pero el mundo no es como tu te imaginas, el mundo no se mantiene a base de amor ni esas estupideces que los poetas andan pregonando. El mundo, querido hermano, se mantiene en base al equilibrio, para toda cosa debe existir otra que le sea contraria para mantener la estabilidad; así es como son las cosas, así es como ha sido siempre. En nuestro caso; cuando él hace algo bueno, deberá sucederle algo malo en contraposición; y, ¿dónde crees que va a parar todo lo malo? ¿quién crees que lidia con todo ello? – mi silencio fue la única respuesta que pude darle – Mira a tu alrededor, - su mano hizo un sutil gesto mostrándome la habitación.
- Pero no hay nada, todo esta oscuro!! – Replique ingenuamente.
- ¿Esperabas acaso un jardín de rosas? – su sarcasmo era realmente ofensivo – en fin, que puedes saber tu de estas cosas. Todo lo malo llega aquí, por eso esta habitación esta así, aquí es donde se mantiene el equilibro para que el pueda vivir tranquilo. Y soy yo quien convive con todo ello, yo soy quien debo permanecer aquí encerrado lidiando día a día con estas emociones oscuras, conteniéndolas para que no afloren y hagan daño. ¿Y sabes porque tuve que ser precisamente yo quien haga ese trabajo? - no espero a que le respondiera y continuo – Porque soy mas fuerte que tu, porque de los dos soy el único capaz de vivir en medio de todo esto y no perder la cordura. Y serlo fue mi condena.
A veces quisiera salir y ver lo que tu vez, mirar que ahí allá afuera, pero me es negado. Mi único contacto con el mundo es esta ventana que tuve que romper para poder ver algo de fuera, o cuando él lucha en algún duelo. ¿Has notado el brillo en sus ojos cuando combate? Soy yo tomando el control de la situación, combatiendo. Esos son los únicos momentos en que se me permite salir.
- El mundo afuera es bonito, hay mucha gente, muchos lugares, el tiene amigos y amigas. – Intenté animarlo contándole sobre lo que desconocía.
- ¿Tiene amigos y amigas? ¿Hay gente a su alrededor?
- Si
- Ahora dime, aparte de nosotros, a quien mas ves aquí?
- A nadie mas.
- Bienvenido a mi mundo entonces!!!!
Volvió a darme la espalda y concentrarse en observar por la ventana.
- Te agradecería que te fueras. No tienes nada que hacer aquí.
Decidí hacerle caso, aun estaba sorprendido por lo que había visto y oído, Franco tenia razón, éramos iguales solo físicamente, y nuestras personalidades eran tan opuestas entre si; sentí pena por el, por su soledad, pero al mismo tiempo admiraba su valentía, su orgullo para a pesar de todo permanecer erguido y no demostrar en lo mas mínimo como se sentía por dentro. Aun recordaba las palabras de la abuela Esmeralda 15 años atras, ¿ese fue el momento en que Franco fue condenado a estar en esa habitación y a mi se me dejo libre? No lo se y quizás nunca lo sepa.
Volvía tras mis pasos pensando en ello cuando de pronto sentí un objeto filoso tocando mi cuello; me detuve y de reojo pude ver que aquello era una espada. Nuestra espada!!! Casi al mismo tiempo pude oír su voz.
- No vuelvas. Puede que quien salga de aquí la próxima vez sea yo.
Luego de decirlo retiro la espada, y aunque no voltee a mirarlo, lo imagine observando nuevamente a través de su ventana.
Mientras salía sentí un calorcillo recorriendo mis mejillas, comprendí entonces que esta seria la ultima vez que lo vería mientras viva.

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